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América Latina y el Caribe carecen de acceso a una dieta sana

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Por Rodrigo Pérez

SANTIAGO, Chile (IDN) – Hasta 131,3 millones de personas en América Latina y el Caribe han tenido que prescindir de alimentos nutritivos en 2020 debido al mayor costo promedio diario de las dietas saludables en la región en comparación con las de otras regiones del mundo. Según el nuevo informe de las Naciones Unidas Panorama general de la seguridad alimentaria y la nutrición 2022, en 2019 la cifra ascendía a unos 123 millones.

Mientras que el 22,5% de la población de América Latina y el Caribe no podía permitirse una dieta sana, en el Caribe era el 52%; en Mesoamérica, el 27,8%; y en Sudamérica, el 18,4%.

Igualmente preocupante es que entre 2019 y 2021, el número de personas hambrientas en la región aumentó en 13,2 millones, alcanzando los 56,5 millones en 2021. América del Sur experimentó el mayor aumento en el número de personas hambrientas. Entre 2019 y 2021, el hambre afectó al 7,9% de las personas en América del Sur, al 8,4% en Mesoamérica y al 16,4% en el Caribe.

La Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, dijo que la lección aprendida es “redoblar los esfuerzos para hacer frente a la malnutrición en todas sus formas”. Esto implica la necesidad de promover políticas públicas para crear entornos alimentarios saludables, “eliminar las grasas trans producidas industrialmente, implementar el etiquetado frontal de advertencia, regular la publicidad de alimentos poco saludables, gravar las bebidas azucaradas y apoyar la alimentación saludable y la actividad física en las escuelas”.

“Comprender los factores que determinan las malas prácticas alimentarias es clave para encontrar soluciones y garantizar que todos los habitantes de la región tengan acceso a alimentos sanos”, añadió.

Por ejemplo, los países con mayores niveles de pobreza y desigualdad suelen tener más dificultades para acceder a una dieta sana, lo que se asocia directamente con una mayor prevalencia del hambre, la desnutrición crónica en niños y niñas y la anemia en mujeres de 15 a 49 años.

El informe de la ONU concluye que la imposibilidad de permitirse una dieta sana está relacionada con el nivel de renta de un país y, a su vez, con la incidencia de la pobreza y el nivel de desigualdad.

La subida de los precios internacionales de los alimentos experimentada desde 2020, agravada tras el inicio del conflicto en Ucrania, y un aumento regional de la inflación alimentaria por encima del nivel general, han incrementado las dificultades de la población para acceder a una dieta saludable, señala el informe de la ONU.

“No existe ninguna política individual que pueda resolver este problema de forma independiente. Es necesario reforzar los mecanismos de coordinación nacionales y regionales para responder al hambre y la malnutrición”, afirmó Mario Lubetkin, Director Adjunto y Representante Regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con sede en Roma.

Y añadió: “Para contribuir a la asequibilidad de dietas saludables, es necesario crear incentivos para la diversificación de la producción de alimentos nutritivos dirigidos principalmente a la agricultura familiar y a los pequeños productores, tomar medidas para la transparencia de los precios de estos alimentos en los mercados y el comercio, y acciones como las transferencias monetarias y la mejora de los menús escolares.”

Además, las políticas comerciales y de mercado pueden desempeñar un papel fundamental en la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición. Una mayor transparencia y eficiencia mejoran el comercio agroalimentario interregional al sustituir la incertidumbre por la previsibilidad y estabilidad del mercado.

“Estamos hablando de la región del mundo con la dieta sana más cara, lo que afecta especialmente a las poblaciones vulnerables -pequeños agricultores, mujeres rurales y poblaciones indígenas y afrodescendientes-, que destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a la compra de alimentos”, señaló Rossana Polastri, Directora Regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), también con sede en Roma.

“Para revertir esta situación, debemos promover soluciones innovadoras que diversifiquen la producción y aumenten la oferta de alimentos saludables, y que mejoren el acceso de los pequeños productores a los mercados y a alimentos de calidad, incluyendo soluciones digitales que articulen la oferta y la demanda de alimentos”, añadió Polastri.

El informe también describe cómo algunos programas de protección social sensibles a la nutrición han funcionado y son esenciales para apoyar la dieta de la población más vulnerable, especialmente en periodos de crisis.

“La inseguridad alimentaria seguirá aumentando debido a la crisis de precios de los alimentos y el combustible provocada por el conflicto en Ucrania y las secuelas del COVID-19”, afirmó Lola Castro, Directora Regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, con sede en Roma.

“Debemos actuar ya, pero ¿cómo hacerlo? Apoyando a los gobiernos para que amplíen las redes de protección social, porque la pandemia ha demostrado una vez más que la protección social es útil para mejorar la asequibilidad de una dieta sana, evitando que crisis como ésta golpeen aún más a las poblaciones afectadas”, añadió.

Otras políticas alimentarias, como el etiquetado nutricional, la subvención de alimentos nutritivos y la imposición de impuestos a los alimentos poco o nada nutritivos que no contribuyen a una dieta sana, si están bien diseñadas, pueden mejorar la asequibilidad de las dietas sanas y prevenir afecciones y enfermedades debilitantes relacionadas con el sobrepeso y la obesidad.

“Para que los niños crezcan sanos, no sólo es urgente asegurar la disponibilidad de alimentos nutritivos a precios asequibles. También es necesario desarrollar políticas públicas que garanticen una nutrición adecuada, además de consejería nutricional, focalizando las acciones en las poblaciones más vulnerables”, dijo Garry Conelly, Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

El panorama socioeconómico de América Latina y el Caribe no es alentador. Los grupos de población más afectados son los niños menores de cinco años y las mujeres, que sufren una mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los hombres. [IDN-InDepthNews – 13 de febrero de 2023]

Crédito de la imagen: OPS

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