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Los bosques representan gran parte de la solución al problema del clima pero reciben escasa inversión

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Por Fabiola Ortiz

OSLO (IDN) – Ha pasado ya una década desde que el mecanismo para reducir las emisiones debido a la deforestación y degradación forestal – conocido como REDD + – se ha incluido en negociaciones sobre clima, sin embargo las inversiones no han sido suficientes como para reducir las emisiones.

“A pesar de que la ciencia nos dice que los bosques representan el 30% de la solución al cambio climático en términos del potencial de mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, sólo estamos gastando menos del dos por ciento de este dinero en los bosques”, según Frances Seymour, miembro senior del Instituto Mundial de los Recursos (WRI-World Resources Institute).

Seymour fue uno de los 500 participantes que se reunieron en Noruega, en el Foro de Oslo sobre Bosques Tropicales (27-28 de junio) para debatir el papel que juegan los bosques para lograr las metas del Acuerdo de París de limitar el aumento global de las temperaturas por debajo de 2 grados Celsius.

Organizado por el Ministerio Noruego de Clima y Medio ambiente, y por la Agencia Noruega para la Cooperación con el Desarrollo (Norad), la conferencia reunió a representantes de la ciencia, la política, el sector privado y la sociedad civil para discutir la necesidad de proteger, restablecer y administrar los bosques actuales, ya que representan aproximadamente un 11 por ciento de las emisiones de CO2 anuales y han estado cada vez más bajo amenaza por la expansión de la producción de soja, la ganadería, las plantaciones para aceite de palma y los productos madereros en todo el mundo.

“La única tecnología natural, segura, comprobada y rentable que existe para la captura y almacenamiento de carbono son los bosques. Sin embargo, la disparidad entre el 30 por ciento de los bosques que representan una solución, y apenas el dos por ciento del dinero, es un gran problema”, advirtió Seymour.

Detener la deforestación y recuperar los bosques podría eliminar 7 millardos de toneladas métricas de carbono anualmente. Esto equivaldría a eliminar 1,5 millardos de automóviles, que es una cantidad mayor a la que existe hoy en todo el mundo.

El reciente informe de Global Forest Watch, publicado durante el evento, indica que hubo una pérdida récord de 15,8 millones de hectáreas de cubierta forestal tropical en 2017.

Destacando que la tala de bosques ha aumentado a un “ritmo catastrófico”, el ministro noruego del medio ambiente, Ola Elvestuen, hizo un llamado a la cooperación y financiamiento internacional.

“Nadie cuestiona los beneficios de detener y revertir la deforestación para el desarrollo sostenible”, subrayó. “Detener la deforestación se trata de la reglamentación, aplicación de reglamentos e incentivos. Si tenemos pagos según los resultados, entonces los números serán totalmente diferentes. Seguiremos recompensando a los países con bosques ambiciosos que demuestren la voluntad política y resultados”.

El acuerdo de París colocó a REDD + en el centro de los compromisos dirigidos a hacer esfuerzos para limitar el aumento global de temperatura a 1,5 grados centígrados. Sin embargo, los esfuerzos están “lejos de ser suficientes”, dijo el ministro noruego.

“Hace diez años, REDD + fue concebido para movilizar decenas de millardos a través de los mercados de carbono. Eso no sucedió. La idea original de REDD + tiene defectos”, se quejó Elvestuen.

Fondo Amazonas

El Fondo Amazonas, el cual celebra este año su décimo aniversario, se considera una experiencia exitosa entre las iniciativas para frenar la tala de bosques. Como la selva tropical más grande, el Amazonas, de 6-8 millones de kilómetros cuadrados, alberga una décima parte de la biodiversidad del mundo y 15 por ciento de su agua dulce. Cada año, el bosque retira 2 millardos de toneladas de carbono de la atmósfera.

Lanzado en 2008 en Brasil, el Fondo es un mecanismo REDD+ creado para recaudar donaciones para inversiones no reembolsables en los esfuerzos para prevenir, controlar y combatir la deforestación, así como para promover la conservación y uso sostenible de los bosques en el Amazonas de Brasil. Brasil solo, contiene aproximadamente el 65 por ciento de la cuenca amazónica.

Desde su creación, Noruega se ha convertido en el principal donante del Fondo, con 1,1 millardos de dólares. Entre 2004 y 2017, Brasil logró reducir la pérdida de este bioma en un 75%.

El país suramericano se ha comprometido a eliminar la pérdida ilegal de bosques antes del 2030, y a recuperar 12 millones de hectáreas de bosques.

Sin embargo, desde 2015, la tasa de deforestación en la Amazonía brasilera aumentó a 27 por ciento, y un reciente informe publicado por el Instituto Amazónico de Personas y Medio ambiente (Imazon) advirtió que nuevamente hubo un aumento en comparación con las cifras del año anterior.

Elvestuen considera al Fondo Amazonas un “gran éxito”, pero no se contuvo al señalar el reciente aumento en la pérdida de bosques.

“Si nos fijamos en las cifras de cómo la deforestación ha disminuido en Brasil durante esos diez años, ha sido sin duda un éxito. Nuestros pagos han apoyado a 96 territorios indígenas con un área mayor a la de Alemania, han protegido cien parques nacionales y han fortalecido la policía ambiental de Brasil. Seguiremos asociándonos con países que tengan }fuertes ambiciones y voluntad, para ayudarles a llegar más allá”, dijo el ministro noruego.

El científico del clima, Carlos Nobre, uno de los autores del cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el cual fue galardonado con el Premio Nobel de la paz 2007, advirtió que el Amazonas se está acercando a un punto de inflexión donde los irreversibles cambios en el bioma podrían convertir a la exuberante selva en una sabana.

“El fantástico papel de las selvas tropicales podría no estar garantizado en el futuro”, dijo Nobre, quien ha estado investigando al Amazonas por más de cuarenta años. “Nos quedan pocos años, menos de una década, para reducir las tasas de deforestación. Tenemos que comprometernos a hacer restauraciones importantes a las selvas tropicales mundiales. La ciencia nos está diciendo que debemos crear un nuevo camino de desarrollo sustentable para los trópicos mundiales”.

El científico brasileño advierte que para mantener el aumento de temperatura por debajo de los 1,5 grados centígrados, es necesario restaurar alrededor de 3 millones de kilómetros cuadrados de bosques tropicales, lo cual retiraría de 6 a 8 millardos de toneladas de CO2 de la atmósfera al año .

“Es posible si actuamos colectivamente. Tenemos que pensar en una tercera vía de desarrollo: Innovación, ciencia, tecnología y conocimientos tradicionales que se alimenten de la biodiversidad. Tenemos que desarrollar una bio-economía forestal permanente, una economía impulsada por la biodiversidad”, explicó.

Durante el foro de Oslo, Noruega y Alemania firmaron con Ecuador una sociedad de 50 millones de dólares en REDD+ de acuerdo a los resultados para proteger 13,6 millones de hectáreas de su selva.

Además, el gobierno noruego anunció un compromiso de hasta 15 millones de euros (17,5 millones de dólares) para una iniciativa de colaboración de la INTERPOL, la oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) y el Centro Noruego para el Análisis Global, para combatir la deforestación ilegal.

Los criminales organizados se ganan 50-152 millardos de dólares al año talando ilegalmente bosques tropicales. El saqueo de los recursos naturales como madera, carbón y oro tiene un valor de 770 millones de dólares anuales en algunos de los países más pobres del mundo.

Contribución indígena

Nuevos hallazgos también publicados en Oslo sugieren que los pueblos indígenas y las comunidades locales protegen los recursos climáticos por una cuarta parte del costo de las inversiones públicas y privadas para conservar las áreas protegidas.

Los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen derechos consuetudinarios a por lo menos la mitad de terrenos del mundo, pero tienen la propiedad legal sobre sólo el diez por ciento. Estudios han demostrado que los bosques legalmente reconocidos como de una comunidad almacenan más carbono y sufren menores tasas de deforestación que los bosques bajo otros regímenes de tenencia.

A pesar de la inseguridad jurídica, las comunidades indígenas locales a nivel mundial invierten hasta 4,5 millardos de dólares anuales en conservación, tanto como el 23 por ciento del monto gastado en la conservación de la tierra y el bosque por la comunidad ambiental formal, dijo el informe.

La situación se ha vuelto “mucho más grave” para los líderes indígenas y defensores del medio ambiente, se quejó Vitoria Tauli-Corpuz, la Relatora Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas.

“Los derechos humanos han perdido mucha importancia en la agenda de los países”, dijo Tauli-Corpuz. “Después de haber visitado muchos países donde hay intereses económicos sobre la extracción de los recursos, las poblaciones indígenas son las que sufren más por la impunidad y la criminalización. Es un problema sistémico”. [IDN-InDepthNews-02 de julio de 2018]

Imagen: Paisaje selvático del Amazonas. Crédito: Gobierno de Ecuador

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