Por Kurt Reynolds

LONDRES (IDN) — A medida que la cumbre del clima COP26 en Escocia llegaba su fin, los compromisos a largo plazo y las abundantes promesas hechas por los líderes mundiales parecían no tener fin: se extendían hasta el año 2070.

El secretario general de la ONU, António Guterres, publicó una hoja de ruta internacional para lograr una transformación radical del acceso a la energía y la transición para 2030, además de contribuir a las cero emisiones netas para 2050.

La hoja de ruta establece un calendario exigente para garantizar que 500 millones de personas más tengan acceso a la electricidad en apenas cuatro años, para 2025, y que 1000 millones de personas más tengan acceso a soluciones limpias para cocinar.

El primer ministro indio, Narendra Modi, anunció un objetivo de cero emisiones netas, con el que promete que la India alcanzará la neutralidad en carbono para 2070.

Además, en una declaración conjunta, los líderes políticos de Canadá y Alemania afirmaron que esperan «un progreso significativo hacia el objetivo de 100 000 millones de dólares en 2022», al tiempo que expresaron su confianza en que se alcanzará en 2023.

Los líderes del G20, compuesto por los principales países industrializados del mundo, se comprometieron a «proseguir los esfuerzos» para limitar el aumento de la temperatura media mundial a menos de 1,5 grados centígrados para finales de siglo.

Mientras tanto, una coalición de bancos, inversores y aseguradoras, que controlan colectivamente 130 billones de dólares en activos, declaró que se comprometería a alcanzar las cero emisiones netas en sus inversiones para 2050.

Las fechas previstas constituían una mirada al futuro, quizás un futuro incierto a juzgar por las promesas no cumplidas: 2023, 2025, 2030, 2050 y 2070.

Pero queda una pregunta pendiente: ¿cuántos de estos líderes mundiales seguirán en la escena política para ayudar a implementar estos compromisos o vivirán lo suficiente para verlos realizados?

Las posibilidades son escasas, lo que crea un papel importante para que una generación más joven asuma el liderazgo en la lucha contra el cambio climático.

La Soko Gakkai International (SGI), con sede en Tokio, un movimiento social budista mundial y comunitario que promueve la paz, la cultura y la educación, fue uno de los principales promotores de la campaña en Glasgow, que además de patrocinar varios actos paralelos, instaba a cada vez más jóvenes a asumir la responsabilidad de adoptar soluciones a la actual emergencia climática.

¿Cómo pueden los jóvenes superar las barreras de la marginación y los prejuicios, y cuál es la mejor manera de ayudarles a hacer realidad su visión de un futuro resistente al cambio climático y de la justicia climática?

La esperanza, expresada por la SGI, consiste en cómo imaginar una colaboración intergeneracional más sólida y cómo superar las narrativas divisorias de los jóvenes y los adultos reuniendo a las generaciones para abordar la crisis climática sobre la base de una preocupación compartida por nuestro planeta.

El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, ha propuesto la celebración de cumbres de la juventud de la ONU sobre el clima hasta 2030 y ha hecho un llamamiento para que una resolución del Consejo de Seguridad incorpore la participación de los jóvenes en la toma de decisiones relativas al clima.

Señala, con razón, que el mundo actual se enfrenta a un complejo conjunto de crisis urgentes que solo pueden calificarse de sin precedentes en la historia de la humanidad.

Además de la creciente incidencia de los fenómenos meteorológicos extremos que reflejan el agravamiento del problema del cambio climático cada año, se añade el ataque de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), que sigue amenazando la estabilidad social y económica en todo el mundo.

«Utilizo aquí el término “sin precedentes” no solo para referirme a las capas de crisis superpuestas y entrelazadas que vivimos en la actualidad. La humanidad ha afrontado diversos tipos de desafíos a lo largo de su larga historia, pero nunca se había enfrentado a una situación en la que el mundo entero se viera afectado a la vez, que amenaza gravemente la vida, los medios de subsistencia y la dignidad de las personas en países de todo el mundo, sumiéndolas en unas condiciones en las que necesitan ayuda urgente», declaró.

Con 12 millones de miembros que representan a 192 países y territorios, la misión social de la SGI es establecer el respeto a la dignidad de la vida, en todas sus formas, como fundamento de la sociedad. La SGI es también una ONG internacional con estatus consultivo en la ONU.

La visión de la SGI quedó plasmada el 8 de noviembre en una declaración del expresidente de EE. UU., Barack Obama, quien ayudó a alcanzar el Acuerdo de París sobre el clima de 2015.

«La energía más importante de este movimiento proviene de los jóvenes. Y la razón es sencilla. Ellos son los que más se juegan en esto», manifestó en su intervención en la cumbre COP26, en medio de una gran ovación.

«Soy padre de dos hijas de veintipocos años. Hoy en día no es fácil ser joven. Si pertenecéis a esa generación, durante la mayor parte de vuestra vida os han acribillado con mensajes sobre cómo será el futuro si no hacemos nada contra el cambio climático», declaró.

En un comunicado publicado en Glasgow, la SGI se centró particularmente en el compromiso y liderazgo de los jóvenes:

«Escuchar las voces de los jóvenes no es una opción, es el único camino lógico para avanzar si nos preocupa realmente el futuro de nuestro mundo. Los jóvenes poseen la lucidez, la creatividad y la audacia necesarias para hacernos avanzar de forma que se superen los viejos atolladeros y se revitalicen nuestros espíritus. Debemos invertir toda nuestra energía en capacitarlos y apoyarlos, trabajando juntos con ellos para encontrar soluciones a todos los problemas a los que nos enfrentamos».

En la COP26, la SGI afirmó que es vital que los Estados Partes y los negociadores:

• Registren, compartan y amplifiquen las voces de los jóvenes, en especial los resultados del evento Youth4Climate previo a la COP y de la 16.ª Conferencia de la Juventud (COY16).
• Ofrezcan a los jóvenes auténticas oportunidades de liderazgo respecto a las cuestiones climáticas.

Desde una perspectiva más amplia de la ONU, es esencial:

• Celebrar cumbres de la juventud a nivel regional y nacional que se centren en el clima y en otros retos posteriores a la crisis que debemos afrontar juntos.
• Establecer un Consejo de la Juventud de la ONU que regularice y apoye la participación y el liderazgo de los jóvenes.
• Que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte una resolución que fomente la participación de los jóvenes en la toma de decisiones en materia de clima, similar a la Resolución 2250 del Consejo de Seguridad, que insta a los Estados miembros a reforzar el papel de los jóvenes en cuestiones de paz y seguridad.

Las cuestiones de fondo en los debates de los grupos de expertos, patrocinados conjuntamente por Soka Gakkai International-UK (SGI-UK) y el Centro de Budismo Aplicado de Websters Glasgow, fueron «Sembrar semillas de esperanza: acción por la justicia climática» y el «Diálogo multirreligioso sobre la justicia climática: el poder de las comunidades religiosas que actúan juntas».

Entre los debates sobre el papel de los jóvenes hubo uno titulado: «Más allá de la retórica: liderazgo juvenil para la acción climática», en el que jóvenes activistas por el clima de los hemisferios norte y sur debatieron sobre los retos y las oportunidades de los jóvenes en la primera línea de la acción climática y exploraron cómo facilitar mejor la colaboración intergeneracional. [IDN-InDepthNews, 10 de noviembre de 2021]

Crédito de la fotografía: SGI-UK.

1 – 7 de noviembre de 2021

COP26/Semana Interreligiosa de Escocia